Así como pequeños o grandes cajones donde guardamos personas, historias, sentires, tiempo, días y noches en que compartimos pedazos de vida, angustias, sueños y amores.
Espacios que quedaron guardados y a veces hasta olvidados, pero que se despiertan o abren a veces con alguna señal o clave que se nos cruza.
Por qué volverán? Por qué se fueron?
Es extraña esta vida o es mas difícil de comprender que el solo vivirla.
Quizás cada contacto, cada vinculo genera y deja una huella; una huella en la historia, una huella de energía, que quizás se pueda diluir en el tiempo, pero que seguirá flotando, hasta que un día cualquiera, por alguna razón que no sabemos o que esconde algún ruego o búsqueda; volverá a juntarse a dejarse ver y ahí estaremos nuevamente frente a la experiencia, frente a esas miles de escenas que parecían olvidadas y estarán nuevamente frescas como si hubiésemos recorrido el universo hacia atrás o ellas hubiesen volado sin demora al presente.
Fuerte la vida, sus emociones, aquellos recónditos escondites donde se teje la trama de esta novela que vamos día a día, letra tras letra escribiendo o viendo escrita en nuestro historial, en nuestra ficha y que algún día revisaremos cuando pasemos al otro lado y veremos lo que hubo y lo que no, lo que fue, lo que fuimos, lo que hicimos, la obra, los errores, los aciertos y omisiones y pediremos ayuda para poder remendar esas telas que tal vez dejamos rasgadas, o pediremos ayuda para encontrarnos con los que partieron antes y poderles decir las cosas que no se alcanzaron oír o los abrazos que no se alcanzaron a sentir.
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